lunes, 31 de octubre de 2022

Brionglóid na hOíche Shamhna - Sueño de una Oiché Shamhna

 

El Sol se pone poco a poco cuando yo comienzo a dirigirme  hacia mi destino en el que para mis vecinos es un día cualquiera.  Bajo del bus como en un sueño, mis pasos se adentran en el bosque mientras el viento arrastra voces que solo mi corazón escucha pues viven en mi recuerdo, sigo un camino aparentemente errático si me viera un extraño pero yo lo conozco muy bien.

Llego al claro donde la gente ya esta vistiéndose para la ceremonia y preparándolo todo, saludos, abrazos y las preguntas de rigor, desde la última celebración se han unido 4 más a nuestra comunidad. 

El último rayo de Sol coincide con el final de los preparativos y da la señal  de comienzo, cuando el druida más mayor enciende el fuego al pie del altar de piedra, mientras,  con voz solemne, la  Ard bandrui comienza a relatar la historia de cómo, tras el encuentro del Dagda y la Morrigu, los Tuatha derrotaron a los Fomore, algunos comienzan a acompañar la historia tocando Bodrams, al final unos pocos elegidos hacemos las ofrendas a Morrigan, Dagda, La Cailleach , Donn Dorcha, Tetrha y Crom Cruach, los dioses a los que el grupo en el que estoy honra durante la Oiché Shamhna. Con el humo del incienso y el olor de las ofrendas el aire cambia, las barreras entre lo divino y lo mundano caen y los dioses vienen junto a los Aes Shide y los héroes del pasado a unirse al ritual. Poco a poco cada uno vamos recitando los nombres de nuestros familiares difuntos, el aire vuelve a cambiar y como si el tiempo se  invirtiera de repente, también están de nuevo entre nosotros, como cada año algo se enciende dentro de nuestros corazones, risas, abrazos, reencuentros.

Poco a poco todos volvemos a formar un círculo, dioses, shide, mortales y difuntos unidos en una danza tan antigua como el mundo. Tres días con sus noches pasan como si fueran minutos entre bailes, canciones, historias, festines, juegos y conversaciones que estaban pendientes y no quiero que acaben nunca, pero, como todo lo que comienza, debe terminar. Con el primer rayo de Sol la magia se rompe.

El Druida vuelve a tomar el centro del círculo y va despidiendo primero a los dioses, luego a los shide, los héroes y por último a los antepasados. Yo intento agarrarlos, no quiero que se vayan, pero a la luz del día es como agarrar la bruma y el aire. Impotente, veo como desaparecen tras una última sonrisa. Nos veremos el año que viene, me susurra el viento. 

Yo me levanto y ayudo a recoger, hasta que llega la hora en que también los vivos debemos abandonar el lugar, las campanas de la iglesia nos recuerdan que debemos volver de nuevo a la rutina.

Fin  

Dedicado a mi amigo Juan, a mi primo Brayan y a mi madre adoptiva Luisa, que este año fueron a reunirse con los dioses a las Islas del otro mundo. 


PD: Este relato es totalmente ficticio y está basado únicamente en mi imaginación. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Por favor, por romántico y místico que parezca, no encendáis fuegos en los bosques.

2 comentarios:

Dana Troiteiro dijo...

Me he quedado con ganas de más, incluso me lo imagino con ilustraciones o un vídeo que le añada un ambiente, sonido... Sigue así.

Anamtire dijo...

Ese es el truco de todo Storyteller,dejarte con ganas de más para que vuelvas